Volumen 28 (1) Enero-Junio 2015
Editorial
Con el reciente fallo de la Sala Constitucional de Costa Rica a favor de la autorización para formar especialistas médicos en universidades
privadas, las diferentes entidades académicas deben tener claro el panorama de metas y programas para hacerle frente a esta situación.
La comunidad neurocientífica del país y en especial la Asociación Costarricense de Ciencias Neurológicas están en la obligación de conocer
a profundidad las implicaciones de dicho fallo, por el impacto que esa decisión puede tener sobre la calidad de los profesionales en medicina,
y específicamente en nuestra área de interés, las neurociencias. Además, debe tener una clara posición en caso de que las especialidades
neurocientíficas se empiecen a ofrecer a nivel privado.
La sentencia de la Sala Constitucional se dio el pasado 13 de mayo de 2015. En ella, se declara inconstitucional la omisión de la Caja Costarricense
del Seguro Social (CCSS) de suscribir acuerdos con las universidades privadas que tengan el potencial para formar especialistas.
La acción de inconstitucionalidad la interpuso hace tres años la Universidad de Ciencias Médicas (UCIMED), ante el hecho de que la única
institución de enseñanza superior avalada por la CCSS para la formación de especialistas ha sido la Universidad de Costa Rica (UCR). Otro
aspecto influyente, claro está, fue el fracaso rotundo del proyecto de UCIMED por formar especialistas en centro médicos privados.
Para darle una perspectiva histórica, el programa actual para la formación de especialistas en medicina en Costa Rica, está a cargo del Sistema
de Estudios de Posgrado (SEP) de la UCR. El SEP existe desde 1997. Desde entonces ha seleccionado a los candidatos para especialidades
médicas a través de dos etapas evaluativas: la primera, examina estrictamente los conocimientos de medicina general, mientras que la
segunda inspecciona la aptitud y los conocimientos del médico para iniciar la formación en una determinada especialidad.
Los procesos anteriores tienen una constante revisión por parte del SEP. Una vez que el candidato supera ambas pruebas y logra incorporarse
a una residencia médica, el SEP vigila que un comité médico realice un entrenamiento diario del residente en su labor hospitalaria. Además,
vela por que este comité evalúe periódicamente al especialista en formación, para asegurar su calidad humana y científica.
Sin embargo, en los últimos años, la UCR y el Programa de Especialidades Médicas (PEM) del SEP, e incluso la misma CCSS, han encontrado
fieros enemigos con gran afán de lucro, a través de una gran cantidad de universidades privadas que ofrecen la carrera de medicina en
el país.
Algunas de estas instituciones privadas, no tienen un sistema de selección adecuado de estudiantes, tampoco un programa de formación
ordenado, ni de alta calidad, por lo que se han convertido en semillero de mediocridad. Incluso se han convertido estos centros en casas de
estafa para muchos jóvenes, quienes empeñan sus limitados recursos económicos a cambio de una formación que no les permite, ni siquiera,
optar por los puntos mínimos requeridos en la primera etapa de selección en una especialidad médica.
Los detractores del SEP, la UCR y la CCSS, son incapaces de plantear argumentos académicos de peso, que demuestren la supuesta inoperancia
del PEM, por lo que han recurrido a la madre de todas las bajezas: la mentira.
Han hecho creer a la ciudadanía que el SEP está viciado en su proceso de selección, a pesar de que, en sus diferentes momentos históricos,
ha permitido la formación continua y por casi 30 años, de los médicos especialistas que hoy atienden con creces a la población nacional.
Esas personas fingen ignorar la verdad a propósito, con el único afán de llenar sus bolsillos. Ahora tienen el argumento de que la CCSS requiere
un número mayor de especialistas, sin considerar que esos médicos requieren de un proceso de formación basado en la excelencia, lo
cual, lamentablemente para ellos, no puede ser comprado con dinero.
Como comunidad científica, debemos garantizar la calidad de los profesionales en medicina, y muy especialmente en nuestro ámbito, las
ciencias neurológicas. Ante todo, la ACCN debe velar por la calidad y nunca por la cantidad.
Dr. Huberth Fernández Morales
Dr. Randall Pérez Rojas
Editores de Neuroeje
San José, Costa Rica. Revista de la Asociación Costarricense
de Ciencias Neurológicas, ACCN / info@neuroeje.com
ISSN 2215-5716